sábado, 31 de agosto de 2013

El plinto


El abrazo, Proyecto en homenaje a Brancusi. 2013


El plinto
El pedestal suele ser un regulador de escala, crea un espacio singularizado para el posicionamiento de la idea. Cuando una obra es pequeña, con el plinto puede competir en un medio potente y avasallador, entonces el concepto se eleva a un lugar ideal, a un escenario alegórico, allí los ojos y la mente la sitúan en el espacio de la representación y relativizan las proporciones. Visto así el plinto crea el "lugar" de la obra y nos explica que todas las ideas y sus propósitos necesitan un espacio donde resplandecer; por ejemplo el aparato de complejidades, el cálculo, la distribución de cargas, la técnica y las proporciones de la cúpula de S. Pedro, serían el plinto, la base de la cruz que la remata.
Cúpula de S. Pedro, Roma, Miguel Ángel. 

Cuando la obra es pequeña y el contexto también, un interior por ejemplo, el zócalo puede ser pequeño, sólo ha de contener la obra separada del contexto, pero si se hace grande, si magnifica la obra, entonces juega un papel importante en la idea, hasta puede convertirse en contenido y sustituir la obra misma. Este es el caso que presenta Piero Manzoni cuando construye Socle du monde” La peana es la obra, es la base que soporta el mundo y la presenta como tal. Si el regulador de escala se convierte en idea, en concepto, los valores de la representación se invierten y aquello que se presenta encima es ornamento, legajo de lo que se representaba abajo. El plinto forma aquí el contenedor de la idea y pasa a formar parte integral del juego simbólico de la representación.

Piero Manzoni. Socle du monde, Hierro fundido, Homenaje a Galileo.1961

C. BRANCUSI (1876-1957)  Pájaro amarillo. Mármol sobre base de madera y piedra. 92 cm. 1919

Mirad esta obra de Brancusi, el Pájaro amarillo, no tiene un espacio de representación tiene una sucesión de cuatro estratos bien diferenciados. Podría pensarse que en la base se asientan los significados de las diferentes capas del mundo, pero no, en realidad es la observación de un pájaro sobre el ornamento de una valla, el remate de un pilar, o la cimera de un campanario. Todavía se encuentran esas formas en las casas de su zona natal, en los remates de muros y torreones. En el trabajo de Brancusi la peana de sus obras es tan importante o más que la escultura propiamente dicha. Pienso que a la simplicidad y pureza de la forma no hace falta para nada un pensamiento complejo. El espacio metafórico, el lugar para presentar la idea puede ser un fragmento del mundo real...


La idea del templo como regulador de escala, como soporte de un sentimiento, de una idea o una manera de ver el mundo, se ha hecho servir siempre. Todos los templos son plintos huecos fecundados con ideas humanas; basándome en este principio me he servido de él para proponer el pequeño espacio, la capilla donde se rinde homenaje a Brancusi. Un plinto para el hombre, el escultor y la aportación humana que hizo su obra.

domingo, 18 de agosto de 2013

Manole y Ana

Rumania. Monasterio, Curtea de Arges. Construido por Manole y patrocinada por el rey Basarab I. 1520

Manole y Ana
El homenaje al escultor Brancusi ha sido un regalo del destino en un momento oportuno; él fue para  mi un referente en la primera fase como gestor de la materia y después un creador respetable que no he dejado de admirar. En la invitación que se nos hizo para honrar su memoria no había condicionantes, yo he planteado el tema como un recordatorio a su trabajo y a sus ideas y no me he visto obligado a ninguna otra consideración. Nada era cuestión obligada, los convocados tenían libertad de acción y podían hacer aquello que creyeran más oportuno.
Personalmente lo tenía bien pensado y era una obra para ser gestionada en poco tiempo y con escasos recursos; ¡no ha podido ser! A cambio he realizado una pequeña obra en mármol con la forma de estuche o piedra fundacional y a al vez un sillar para futuras ideas. En su interior deposité unos versos escritos sobre una plancha barro y aunque no son un secreto, no viene a cuento hablar de ello. Eran palabras dirigidas a él y sólo Brancusi tiene acceso a su pleno contenido… ¡quiero pensar que sólo él puede entender el “tono interior” de mis palabras…!

Palabra para Brancusi, Marmol griego, cobre y baro. 28x28x30 cm. 2013
En la primera idea quise recrear una de sus obras más sencillas, humanas y conocidas, “el beso”. Lo quise hacer  de manera diáfana y directa; un hombre y una mujer se daban un beso mientras yo, con piedras y calma realizaba un muro circular hasta llegar a cubrirlos totalmente. Como segunda lectura de la obra y encarnada en la tradición rumana, aparecía la balada tradicional que evoca al constructor de catedrales y mausoleos. Se llamaba Manole y lo más destacable en su vida fue la tragedia que tuvo que experimentar, el sacrificio personal que asumió para la consecución de su obra.
Explica un poema popular de Rumania que allá por el 1500, Manole estaba construyendo la catedral de Arges; centro de la gran extensión de tierras de Valaquia. Parece ser que el edificio caía al ser levantado y tuvo ordenes directas del rey Basarab I de que el edificio tenía que ser el más bello y sólido de Rumanía. Para soportarlo y darle mayor belleza y gloria a la construcción recurrió a los medios mágicos y religiosos de las tradiciones antiguas; los sacrificios humanos. Fue entonces cuando se oscureció el páramo de su destino y a su vez se hizo la luz en beneficio de la belleza de la obra. Manole tuvo que realizar la mayor ofrenda que cualquier persona pueda hacer ante los designios de la vida. Reunió a los albañiles que trabajaban allí y entre todos acordaron que la primera persona que al día siguiente se acercara a la obra la emparedarían entre los muros maestros; sería un sacrificio para la glorificación del templo y beneplácito de los dioses. Aquella noche los albañiles avisaron a sus familias para que no pasaran por allí en la hora indicada; el maestro dejó en manos del destino lo que había de suceder. Al día siguiente fue su mujer la primera persona que se acercó con una sonrisa en los labios. Ana estaba en cinta y traía la noticia, fue así como el destino puso ante Manole el lienzo doloroso del deber y la tragedia. Le explicó a Anna lo que tenían que hacer para la glorificación del templo y la fortaleza de la fe, debían asentar los muros sobre la base del amor y el sacrificio. Ana lo entendió, estuvo dispuesta y confió en la petición de su marido. Manole llevó acabo el plan y emparedó a Ana en uno de los muros donde todavía se lee la inscripción que cita el acto generosos de su mujer…
En la creencia popular, en el imaginario de los poetas y la liturgia de entonces, esta fue la manera de sacralizar el lugar y fortalecer los cimientos de la construcción. La verdad es que nadie puede substraerse de los sucedido, Ana quedó en el espíritu del lugar, los muros aguantaron las cargas y presentaron unos lienzo decorados con exquisitos ornamentos, arabescos caprichos de gran belleza que respiran la manera femenina. Todavía hoy se pueden contemplar en todo su esplendor y se destila en el aire el sacrificio y entrega de los dos amantes.

El edificio recuerda un mausoleo ricamente enjoyado con un expresivo retorcimiento en dos de los torreones, quizá muestra de un extraño proceder entre dos enamorados que aún besan la eternidad... Ana fue sacrificada por la belleza del templo y también como ejemplo de que nada grande y admirable puede surgir sin dolor.  Los poetas de la época lo narran de muchas maneras pero en todas dan a entender que el sacrificio de Manole y Ana son los que hacen de la obra un hecho singular e inmortal.